Según diversos estudios realizados en diferentes partes del mundo, la edad media a la que un niño debería ir por primera vez al dentista es entre los 2 y los 3 años. Esto es mucho después de lo que recomiendan los profesionales de la salud bucodental.
Durante la fase temprana de desarrollo, es decir, los primeros 18 meses es necesario seguir una serie de pautas. Estos procedimientos sanitarios pueden garantizar su salud, entre ellos controlar la salud bucodental.
Es por eso que organizaciones como la Sociedad Española de Odontopediatría, recomienda que la primera visita al dentista debe hacerse al cumplirse el primer año de vida, ya que los primeros dientes comienzan a aparecer alrededor de los seis meses de edad.
La visita de un niño al dentista
Muchos padres subestiman la importancia de hacer una visita al dentista cuando el bebé aún no ha terminado de desarrollar su dentadura. Sin embargo, este tipo de revisiones ayudan al dentista a detectar anomalías en el desarrollo de los dientes o la boca, como caries de biberón, problemas de oclusión, de paladar o incluso bruxismo.
6 de cada 10 niños presentan algunos de estos problemas, que se podrían haber evitado con una visita previa al dentista. Desde el momento en que aparecen los primeros dientes es necesario establecer las primeras pautas de cuidado y de higiene bucodental para garantizar un correcto desarrollo.
La importancia de los dientes de leche
Los dientes de leche ayudan a masticar correctamente y así mantener una buena nutrición. Los niños con dientes malformados o con caries tienen más probabilidades de sufrir problemas nutricionales.
Son fundamentales en el desarrollo del habla, siendo fundamental para el desarrollo cognitivo, social y emocional.
Permiten el correcto desarrollo de los huesos maxilofaciales, guardando el espacio para los futuros dientes permanentes. Además aseguran que salgan en la posición correcta y no se desplacen hacia otro lado.
También una buena dentadura de leche permite que el niño tenga confianza en sí mismo. Desde que son pequeños pueden detectar los dientes en mal estado o torcidos, pudiendo perjudicar su vida social, además de generar problemas como el mal aliento.
Por todo esto, es de suma importancia cuidar los dientes de leche y mantenerlos en su lugar hasta que se caigan de forma natural y no antes. La primera visita al dentista es una buena oportunidad, no solo para comprobar que la dentadura se esté desarrollando de forma correcta, sino también para establecer las pautas de higiene que deben mantenerse en adelante.
Además, esto permite que el niño se vaya acostumbrando desde muy pequeño a este tipo de revisiones. Así no se pone nervioso cada vez que vaya al dentista, ya que suele suceder cuando acuden a su primer control después de los 2 años de edad.
Estas visitas deben mantenerse al menos una vez al año para asegurar que el proceso de desarrollo y cuidado vaya por buen camino.
Comentarios recientes