La regeneración ósea guiada es una técnica revolucionaria que permite la formación de hueso donde existen deficiencias óseas en una zona en la que se va a insertar un implante. Los implantes nos ayudan a recuperar la correcta función de la boca. Pero para poder anclarse correctamente necesitan estar rodeados de huesos.

Es ahí donde la regeneración ósea guiada obtiene una importancia determinante. Este procedimiento moderno basado en la bioingeniería se ha desarrollado en los últimos diez años y sus resultados son mucho mejores que los injertos óseos.

¿En qué consiste?

La regeneración ósea guiada tiene como objetivo aumentar el volumen óseo creando suficiente hueso sano para colocar prótesis dentales de manera convencional, o con implantes dentales osteointegrados.

Implica colocar una barrera que cubra el defecto óseo, separándolo del tejido gingival y evitando su contacto con el hueso durante la cicatrización. Así se permite su regeneración y que el defecto óseo sea rellenado.

La técnica utilizada actualmente para los procesos de regeneración ósea se basa en el principio de exclusión celular. Es decir, el uso de membranas oclusivas al paso de las células adaptadas y estables en el área del defecto que se desea cubrir y en la incorporación de biomateriales necesarios para conseguir el crecimiento óseo en la zona que queremos regenerar.

El biomaterial es un compuesto granulado cuya única función es la de servir de soporte para las células óseas que formarán el hueso y recuperarán el volumen perdido. Por su parte, la membrana consiste en una lámina fina que cubrirá el biomaterial, ayudando a mantener el coágulo. Además facilitan la llegada de las células formadoras de hueso.

Proceso regenerativo del hueso

El proceso de regeneración del hueso comienza a través de la osteogénesis, en el cual el injerto lleva en sí mismo las células capaces de comenzar la formación ósea. Las células para la regeneración pueden estar en los márgenes del área a regenerar. Ésto se denomina aporte primario y puede usar células procedentes del propio paciente, es decir, aporte exógeno.

El segundo mecanismo interviniente es la osteoinducción que consiste en inducir la transformación del tejido óseo en endocondral. Para que se produzca, es necesaria la presencia de moléculas reguladoras del metabolismo óseo.

Finalmente, mediante la osteoconducción se va a establecer un armazón que sirve como guía para favorecer el crecimiento del tejido óseo, ya que a través de esta matriz migrarán las células osteoprogenitoras.

Cuidados a tener en cuenta

Mediante esta técnica se pueden recuperar la gran mayoría de los defectos óseos. Tras la realización de la intervención es preciso liberar la zona de presión y seguir hábitos saludables

Se necesita esperar alrededor de cuatro a seis meses para que el defecto se rellene de hueso. Una vez regenerado el tejido, el hueso habrá recuperado su función. Sin embargo los fumadores pueden ver considerablemente afectada la velocidad de cicatrización, disminuyendo a la mitad en la mayoría de los casos al igual que quienes sufran problemas de inflamación de encías.

Es importante higienizar la herida durante las dos primeras semanas con enjuagues o apósitos. Evitar masticar de ese lado de la boca y realizar una terapia analgésica con antiinflamatorios no esteroides, así como aplicar hielo sobre la zona pero evitando la presión.